sábado, 21 de junio de 2008

Felicidad Rodríguez



Felicidad Rodríguez
Una mujer libre y luchadora que nos muestra, sin petulancia, y nos demuestra, sin presunción, que el trabajo, la constancia, la lucha y el coraje, son cualidades compatibles con la intuición, con la delicadeza, con la sensibilidad y con la ternura

José Antonio Hernández Guerrero

Hemos de reconocer que, sin necesidad de que ella se lo haya propuesto de una manera explícita, los juicios, las actitudes y los comportamientos de Felicidad desmienten muchos de los prejuicios tópicos que, sobre las mujeres, se siguen repitiendo de manera insistente en nuestra sociedad actual. Ella, que es médico, profesora universitaria y decana de la Facultad de Medicina -el centro medular de nuestra Universidad-, nos muestra, sin petulancia, y nos demuestra, sin presunción, que el trabajo, la constancia, la lucha y el coraje, son cualidades compatibles con la intuición, con la delicadeza, con la sensibilidad y con la ternura. Vamos… que ellas pueden ocupar con eficacia esos puestos que tradicionalmente estaban copados por los hombres, sin disimular ninguna de las virtudes que caracterizan a las mujeres.
Plenamente consciente de las dificultades añadidas que debía superar, ha tenido los arrestos suficientes para conducir esta compleja institución en una encrucijada histórica en la que se entrecruzan diversas doctrinas ideológicas, diferentes concepciones pedagógicas, continuos avances científicos, insistentes reivindicaciones profesionales y contrapuestos intereses personales.
Felicidad, tanto como Vicerrectora de la Universidad que como Decana de la Facultad, ha dado evidentes muestras de que, amante del riesgo y de la aventura, tiene ambiciones sin ser ambiciosa y de que tiene voluntad de subir, pero sin pisar la cabeza a ninguno de sus compañeros. Resulta especialmente llamativa la destreza con la que armoniza sus múltiples y complejas actividades docentes, investigadoras y de gestión, con esos ratos de ocio en los que atrapa y disfruta con fruición la fruta horaciana del carpe diem. Con su sabia lucidez, con su cristalina alegría juvenil y con su delicado gusto, vive intensamente la vida aprovechando todo lo que cada momento le ofrece de bienestar y de expansión lúdica.
Dotada de un discreto optimismo, dirige su aguda mirada hacia un futuro esperanzador, confiada en que, con habilidad, con esfuerzo y con imaginación, es posible llegar a metas que, no hace mucho, parecían inalcanzables. Por eso ante los obstáculos que, a veces, le ponen quienes están llamados a secundar sus retos, en vez de amuermarla y hacer que ceje en su empeño, ella se crece en su afán de elevar la calidad de la enseñanza, de la investigación y de los métodos de asistencia de la Medicina, con el fin de que en esta Facultad se formen médicos que estén dotados de conocimientos científicos actualizados, de dominio de las técnicas del diagnóstico y de las terapias más avanzadas, sino que, además, traten a los pacientes con una exquisita sensibilidad humana. Exacta en sus juicios, generosa en la crítica y comedida en los elogios, Felicidad es una conocedora en profundidad de la anatomía y de la embriología humanas, no olvida en ningún momento, que nuestros cuerpos están animados de espíritu.

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